El Preolímpico de Valencia culmina su competición con un nuevo éxito organizativo y deportivo, certificando la doble clasificación de España para los Juegos Olímpicos. El campo de Beteró volvió a ser el escenario fetiche para los y las Redsticks, tal como lo fue en el Preolímpico de 2019.
Por Matías Sartori | El campo de hockey del polideportivo Virgen del Carmen-Beteró vuelve a la normalidad. Después de 9 días apasionantes, donde 16 selecciones se dieron cita para luchar por alguna de las 6 plazas para París 2024, regresa la tranquilidad a la hierba azul. Han sido días de emociones en el que, una vez más, el éxito organizativo del Preolímpico ha ido de la mano del éxito deportivo.
Y es que clasificar a los Juegos Olímpicos, para un deporte como el hockey hierba, es crucial para su difusión, su crecimiento y para la planificación económica del próximo ciclo olímpico. Conseguir la plaza para París, para una disciplina como el hockey, resulta imprescindible para continuar con la expansión de un deporte que ya es tradicional en la máxima competición deportiva.
Desde Barcelona 1992, cuando las ‘Chicas de oro’ se proclamaron campeonas olímpicas, el hockey quiere seguir manteniendo su llama encendida. Las platas olímpicas cosechadas por la selección masculina en Atlanta 1996 y Pekín 2008, cogieron el testigo tras una larga generación que saboreó las mieles de la gloria deportiva de Moscú 1980 y Roma 1960, con sus respectivas medallas de plata y bronce.
Por tradición, por historia, por cultura y, especialmente, por necesidad, España tenía que estar presente en la próxima edición de los Juegos Olímpicos que cobrarán vida en la capital francesa el próximo verano. Y, por tercera vez consecutiva, Valencia lo ha hecho posible.
El pasado fin de semana, el Preolímpico de Valencia bajaba el telón de una competición histórica que confirmó el primer puesto para Bélgica, tanto en la categoría masculina como femenina, y el subcampeonato para las dos selecciones españolas. Gran Bretaña, en chicas, e Irlanda, en chicos, lograron el tercer puesto que también garantiza su presencia en París
2015, 2019 y 2024
Transcurría el año 2015 cuando la Hockey World League – Semi Final aterrizaba en Valencia. Posiblemente, uno de los primeros grandes eventos organizados por la Federación de Hockey de la Comunidad Valenciana. Y, pese a los fatídicos shoot outs del partido decisivo entre España y Alemania que parecían sepultar las esperanzas de las Redsticks, una renuncia de Sudáfrica catapultaba a España de Valencia a Río de Janeiro 2016.
Cuatro años más tarde, otra vez Beteró se convertiría en el escenario idóneo para que España consiguiera su plaza olímpica. Aunque, esta vez, por partida doble. La selección de Adrian Lock superaba a Corea mientras que el equipo de Fred Soyez remontaba la serie, a doble partido, ante Francia para confirmar la doble clasificación.
Del 13 al 21 de enero, se repetía la historia, pero con un sistema de competición diferente, más exigente y competitivo. Tras finalizar España en la primera posición de sus respectivos grupos, tanto chicas como chicos superaron a Irlanda para sellar el pasaporte de las dos selecciones españolas rumbo a París 2024.
De las lágrimas de Gigi Oliva, Rocío Ybarra, Gloria Comerma, María López de Eguílaz en 2015, hasta los gritos de Xavi Lleonart, Pau Quemada, David Alegre y Miki Delàs colgados de la red de la grada de Beteró cantando con la Marea Naranja en 2019. La vaselina de María López en el shoot out decisivo ante Irlanda o los goles de Rafa Vilallonga y Marc Miralles para certificar su clasificación, ya forman parte de un nuevo capítulo de la historia del hockey español, materializada en Valencia. Una colección de recuerdos que siguen marcando la reciente historia del deporte del stick nacional.
La capital del Turia vuelve a ser el talismán de los y las Redsticks. Beteró, su estadio fetiche. Y la afición, el talismán que llevó a España, por tercera vez, de Valencia a los Juegos Olímpicos. Valencia, el trampolín del hockey nacional.